El alma humana es apta para percibir un gran número de cosas, y tanto más apta cuanto más su cuerpo es capaz de ser dispuesto de más maneras.
Mens humana apta est ad plurima percibiendum, et eo aptior, quo ejus corpus pluribus modis disponi potest. Spinoza Ethica II, 14
No estimados cuerpos, conocidos y desconocidos, no les conmino con un seminario sobre Spinoza, aunque les aseguro que todos nos divertiríamos mucho, cosa rara en la familia de los filósofos.Simplemente, en fin, les confieso,este País es para mí un filón, un nuevo nacimiento. Otros dirán tal vez un renacimiento, una reparación por mis infinitos pecados de otras vidas pretéritas. Acaso el reverendo Kane asevere, con esa profunda tristeza que caracteriza a todo sacerdote cualquiera que sea su procedencia, que es un llamado del Señor para que me aune a los esfuerzos de los hermanos del Ku Klux Klan en sus actividades tendentes a una mejora de la especie humana Pero yo no lo creo. Me baso en que, aunque asmático desde mi más tierna edad, anegados mis bronquios infantiles por el yodo del Cantábrico proceloso y esmeraldino, colmados de la humedad impreganada de aromas de heno de los verdes montes de mi natal tierra-oh tierra ,amada cuan lejos estás y cuán hermosa y encandiladora te me antojas precisamente en la lejanía!-, acompañado a lo largo de mi vida en distintos lugares y ocasiones por ese doppelgang que es mi respiración susurrante, particularmente, ay, enojosa en determinadas circunstancias y situaciones de la vida, en las que este abominable compañero me ha vuelto con su ruidosa e impertinente presencia hasta desagradable en los brazos de la Hija de Eva que me deparara generoso el destino, y eso que cortésmente siempre, llegado el caso, sugería el uso de un barbijo, discreto sin duda, en fin, pero que nunca me fuera concedido... Con todo ese asma a cuestas , he de decir-y lo puedo corroborar ante quien manifestase el menor asomo de duda, con todo derecho por otra parte-, que yo, Xaber, estoy dotado de un cuerpo magnífico, quiero decir, versatil- como debía de ser el de Ulises: "tráeme, oh Musa, a las mientes al hombre polýtropos , ah qué desafío para todo helenista ese polýtrotopos"...-, y que precisamente debido a mi versatilidad verdaderamente geminiana, como por otro parte lo señala la carta astral de manera incontrovertible, mi cuerpo es potente, es decir, no se me malinterprete, puede mucho relativamente a su capacidad, toda vez que es sobremanera adaptable , maleable, plástico, lo que hace a mi mente extraordinariamente perceptiva y por qué no inteligente, cosa que me ha permitido sobreviivir hasta ahora, en suma, es un cuerpo del que, a pesar del inconveniente arriba mencionado, estoy orgulloso, lo que pocas gentes pueden decir, y gentes, dígase por añadidura, sin asma, sin respiración susurrante, libres de tal enojo en esas singulares circunstancias de la vida a que aludía más arriba, gentes con cuerpo en apariencia mucho más corporal que el mío, más lustrosos al cabo, pero en definitiva poco aptos para percibir más cosas.Con todo su corpazo no llegaban a percibir sino lo que tenían bien delante , mientras que yo más modestamente alcanzaba a compreneder hasta al final y sin respirar un discurso del General Perón, pongamos a guisa de ejemplo, por no hablar de un texto de mediana extensión de Santo Tomás de Aquino e incluso, lo confieso mi cuerpo era capaz de percibir a Lilita Carrió, aunque, sí, en esa oportunidad sin comprender apenas nada, casi en el grado cero de la comprensión posible, habida cuenta de la alta potencialidad de mi cuerpo. En fin, se preguntarán ustedes de qué les estoy hablando y a cuento de qué viene aquí la mención de este país, que indudablemente hace referencia al país que habitamos ustedes y yo: La Argentina. Dicho esto, he de confesarles que meditando en esta atardecer de invierno austral acerca del papel del cuerpo, de su capacidad o poder tal como lo analiza sutilmente el divino Príncipe de los filósofos, reparé en que todo lo que era corporalmente hablando se lo debía al Gran Sur y ello debido a que a lo largo de los años de mi vida corporal argentina he constatado una y mil una veces la agudeza de las proposicioes del genial sefardita. En efecto ha sido aquí en Argentina donde me ha sido dado, en un verdadero privilegio cósmico y metafísico a un tiempo, del que seguramente no soy del todo merecedor, me ha sido dado, digo, constatar las múltiples formas de existencia corporal en su grado mínimo de excitabilidad, de suerte que su sustrato mental apenas si era capaz de percibir que percibía algo, es decir, que no se cataba de comprensión alguna, con lo que con tal grado mínimo de receptibilidad alcanzaban el umbral del idiotismo más desenfranado, lo que por otra parte no impedía a su mente gozar la más plena beatitud que bien desearía , pienso,para si, un molusco. Insisto a Argentina debo, del Gran Sur soy deudor de un cuerpo verdaderamente corporal, apto, cada vez más apto para comprender tantas más cosas, aun y sobre todo las más en apariencia contrarias a mí mismo. A Argentina debo, sí, cuerpos desconocidos, el haberme tornado un ser infinitamente disponible en mi plasticidad para que no me repugne, me extrañe o me asombre corpúsuclo alguno que se cruce por mi campo de percepción. A ustedes se lo debo.
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