A todos los negativistas: pensad en la apuesta de Pascal. Si apostamos a que el hombre no es responsable de actos que sobrepasan en principio su capacidad de acción- el calentamiento global o una crisis económica de alcance planetario -y que de hecho lo es-, entonces todo sería un sinsentido y el hombre abocado a la catástrofe sin que el menor de sus actos tuviese el más mínimo significado en lo infinito del universo.
Ahora bien, apostemos por su contrario: a que es responsable de todos y de cada uno de sus actos y que de hecho no lo es. ¿ Ganamos algo en la apuesta? Lo ganamos evidentemente todo, pues las acciones emprendidas tendrían con todo efectos beneficiosos, con lo que habría una oportunidad al menos de evitar lo peor. Luego. conviene hacer como si el hombre fuese responsable de sus actos. Lo infinito de lo posible es más real que cada acto, toda vez que éste no es sino posible realizacion de aquél, y la existencia no es sino la infinita afirmación de todo posible ser o lo que es lo mismo su infinita repetición.Así, el hombre bien podría ser responsable sin atenerse a la perfección de una esencia situada fuera de lo existente como modelo de todos sus posibles realizaciones. Ser esencia sería ya ser posible, es decir, existir sin más y lo infinito un posible repetitivo y, así, necesario.
En definitiva cada posible realizado solo lo sería como capacidad de repetirse como su igual y de esta forma ser él mismo. Ahora bien, supuesto ello, cabe pensar que cada acto realizado y por relaizar en el universo ya ha existido infinidad de veces y que, siendo pues necesario, el hombre no es responsable de nada. Ningún acto es fallido: nada depende de nada. Nada es mejor o peor respecto de nada. Pero cada acto que el hombre realiza puede expresar más o menos, mejor o peor, más perfectamente o imperfectamente el grado de intensidad con que es lo que es. Razón decisiva para apostar por la apuesta pascaliana: toda apuesta esconde un acto de afirmación, es decir, se pone en risesgo una bazas detrminadas y falibles en pro de una eventual ganacia; mas cuando lo por ganar es el infinito, la apuesta solo puede ser evidentemente de jugar por.
Es que el infinito es necesario.Desde su punto de vista no cabe precisamente lo posible, y así, cualquier esencia puede propender a ser más o menos cabalmente ella misma, y tender ya a su más plena realización o a el límite de su propia realidad. Por via de ejemplo, Xaber podría bien ser la cabal realización en grado máximo de la intensidad de ser que es Xavier Zugarrondo, y éste un gradó ínfimo de la intensidad de ser de aquél o a la inversa. El flamante presidente Obama la perfecta realización de la esencia Busch de la que éste no era sino su máxima transición al no ser etc. A cada uno pues verificar estos umbrales de intensidades polarizadas las cuales en su conjunto podrían cosntituir una nuevo mapa de lo imaginable humano.
Xaber
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