miércoles, 29 de abril de 2009

Ah, esos corpúsculos ocultos por donde actúa la Naturaleza


He aquí que la Naturaleza una vez más nos visita con toda la contundecia de su ingeniería inagotable, impredecible, todopoderosa, colmada de argucias, astutamente en suma, con artificiosa factura e infalible efectividad, ora en la forma de un vulgar mosquito que gusta de aguas vivas y codicia nuestra humana epidermis ora, más virulentamente si cabe, como un virus reciclado de la eterna peste-la gripe, con su hoz levantada y su negro y lutuoso bestuario, Dies Irae, dies Irae! Y he aquí que una vez más el hombre, ustedes yo, cualquiera de nosotros, pobre, rico, tonto, inteligente, ciudadano del primer mundo o del tercero o del último, cualquiera que éste sea, descubre no ya su relativa impotencia,lo que sería atisbo inequívoco de que se sabe parte de esa misma naturaleza de cuya eterna autoafirmacion participa, sino de su tremenda soledad en medio del gran vértigo establecido en el corazón mismo del caos.


Solo que este caos es todo menos una masa informe a la espera del acto informador de váyase a saber qué espiritu, ángel o demiurgo, una nonada a la postre recostada en el seno de Dios Padre, temible, cierto, aterradora, pero después de todo familiar, como un cuento de Charles Dickens en Nochebuena al amor de la lumbre con su mister Scrooge disponiéndose a contemplar la silueta de su difunto socio, Marley,sobre la aldaba de la puerta.Mas se corre la cortina, se alza el telón y he aquí que por detrás se yergue sólo ella, todopoderosa. unica:Natura, nullius exitium patitur videri- la Naturaleza, que no tolera que sea vista aniquilación alguna. Ella, que condona y retira, afirma y niega, construye y destruye, como un eterno fuego que de sí se alimenta y se aniquila sin cejar, sempiterna victoriosa , a nada sometida, de toda propiedad y pertenencia recusante, ella, la divina, cuida su obra, noche y día, siempre vigilante, tanto, que gusta de sorprendernos. Tal vez porque crea sin descanso, mercurial como es, rocío y fuego a una. Y vela solícita por su obra callada, tácita: corporibus caecis igitur natura gerit res - realiza su obra por cuerpos ocultos, cantaba aquél lúgubre poeta de una Roma agobiada por la superstición...

La obra de la naturaleza es sun duda la primera obra alquimica, desafía los cuidados de los hombres y los arriesga en la aventura azorosa de sus incesantes transformaciones: Ora el virus reciclado de la peste ora la más familiar picadura de un mosquito en procura de nutrir a sus crías de nuestra propia sangre- A ti te elogiamos Natura, deorumque hominum mater, diosa! Tú que desbaratas nustras previsones triunfadora siempre, maquinadora en tu sabiduría sin límite- No es cierto, sí- antes nos cansaremos nosotros de concebir que tú de forjar formas, de crear nuevas gestaciones...Y nuestra razón no es sino el humilde pábulo de nuestra total desesperanza e impotencia. Salve Natura! Algunos nos sentimos tus aliados incondicionables!!!...
Xaber

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