lunes, 22 de diciembre de 2008

¿ Es por ventura Argentina una esencia ectoplasmática?



¡ Qué caminos tan tortuosos, laberínticos diríase, ha tomado la Humanidad en su afán de alcanzar la insoldable verdad! ¿ Y por qué esta innecesaria complicación, tal derroche de energía cuando tal vez el camino recto, simple, sin sinuosidades estaba ahí delante, al alcance de cualquiera, sin esperar la llegada de los Moises, Mahomet, Buda, el General Perón o Hipolito Irigoyen? ¡ Cuántas veces, y no obstante el oscilar de la bóveda celeste sobre nuestras cabezas, se han desviado los hombres en pleno día rutilante para deambular errantes por callejuelas sórdidas, lógrebas, apretadas como un ovillo... Y todo para ir simplemente tras fuegos fatuos. Sí, una historia una y mil veces repetida tanto en las vidas de los individuos como en la de los pueblos. Todos llegan a la escenografía de la vida como el viajero que se apea macilento del tren y, luego de un viaje nocturno agitado, tiene la dicha única,cuán efímera, de ver las plazas, las calles, los rostros de la ciudad por vez primera... Pero no desviemos al lector, siempre benévolo, del recto camino de nuestra narración, la cual es en la ocasión profundamente filantrópica y aun desinteresada. Porque es el caso que los españoles , por ejemplo, saben, sí, que proceden de un nombre, como todo ser en la creación, y que éste es, a saber, el de Hispania o tierra abundante en conejos: he aquí un sentido real o primero, claro está, por más que estos roedores poblasen las otroras mesetas boscosas de la vieja Celtiberia-¡ah otro nombre!-, al que se sobreañade el figurado; pero en fin, la metáfora es válida, sobre todo teniendo en cuenta que, indudablemente, el afán de roer, no ha sido infrecuente a lo largo de la historia del atribulado país, pues se han roído culturas, etnias, monumentos, ciudades enteras a uno y otro lado del proceloso Océano, en fin lo que se terciara sin saberse muy bien ni para qué ni por qué, de tal forma que el significante funciona que dirían los lacanianos, porque deja un espacio vacante para lo posible. Y otro tanto se me ocurre si pienso en apelaciones, tan ridículas por otra parte, como Deutschland, Deutsche:lit, el que habla claro y por ende es comprensible, no es bárbaro-¡vaya una petulancia!- o Francia, francos, de Frankreich, señorío o dominio de los francos, cuando todo induce a pensar que no eran sino una tribu germánica un poco más testadura y fiera que las otras...Mas ¿qué acaece si tratamos de analizar con rigor el vocablo, la semiótica del término Argentina, argentinos? Ahí las cosas se complican y me asombra que un país en el que han proliferado- y proliferan -las huestas de psiconalistas de una u otra cofradía, no hayan parado mientes en el hecho de que el vocablo Argentina expresa, que no significa, la impostura de una impostura, que se prolonga in infinitum, porque ¿ qué pensar de una designación que no tiene base alguna en la metáfora de un posible, sino que queda circunscrito al ámbito de un signo meramente que no significa nada, es, decir, una cifra virtual? Pues si no, dígaseme, dónde está el menor rastro de argentum, en latín antiguo lo que brilla puramente, por extensión el brillo de la plata, de la cual por ulterior metáfora se pasaría a significar dinero? Ningun rastro o indicio del argénteo metal a lo largo del curso de un río sin metáfora, más bien de color pardusco, que justifique ni remotamente el significante, con lo que se da una refutación al paso de raíz de la validez de cualquier terapia lacanianana, en una palabra, ésta es una farsa o impostura, como el mismo nombre del País, Argentina.Un país que pretende cobrar identidad sobre la base del no- significante del nombre de ...un río y de un río rico en plata( ?) que nunca existiera ni podría existir. De ahí, lectores argentinos, que quien escribe estas líneas propone, sugiere una nueva toma de identidad basada en algo mucho más irrebatible que la ambigüedad lacaniana significante/significado: véase, la realidad esencialemnte ectoplasmática de Argentina. Sí, preciso es reconocer y promulgar que han de modificarse los libros de texto del Primario, Secundario y Universitario, los legajos judiciales, los códigos etc. Argentina es una realización de tipo fantasmal que no tiene por qué pretender adquirir existencia más sustancial. Argentina es un sustancia gaseosa corporeizada y vomitada por un médium-ora Sarmiento, Alberdi, Maradona o el carnicero de barrio-,situada en algún lejano planeta perteneciente a una galaxia constituida de acuerdo a otra forma de vida, sin parangón con la existente en la tierra, de tal forma que sus constituyentes sugieren una organización de la materia más sutil y por ende compleja y desconocida hasta la fecha.La Argentina ectoplasmática es, en una palabra, un verdadero salto cualitativo en la realización de las esencias y en suma en los augustos e insondables planes del Altísimo. ¡Algo de lo que sentirse casi orgulloso, argentinos!
Xaber.

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