lunes, 1 de diciembre de 2008

De cómo los chinos no tienen ni la menor idea de que son chinos y todavía menos de que se puede ser argentino


Nadie por causa de otro puede intentar preservar su ser, escríbia Spinoza, siempre sagaz como nadie..Ah, y pensar que la realidad más cotidiana lo confirma...Véase si no a esos obreros de la construcción más chinos que nunca, contentos y satisfechos en su profunda ignorancia de ser chinos, regalándose con un apresurado tentempié, pues no se le puede denominar de otra forma a esa voraz engurgitar y engullir el refrigerio, pero gozosos no obstante en su ensimismada inconsciencia... ¡ Cúan rotunda y desproporcionadamente otra es la estampa que nos ofrecen nuestros queridos albañiles, desgustando con placer inmenso y plena conciencia de su argentinidad bien ganada un sabrosa tira de asadito, con qué orgullo lo saborean, sosegados, pacientes, entre melodías de algún cuarteto al día, ingurgitando un exquisito trago de bien ganado Toro! Ellos sí que son una ejemplo incontestable, por cierto junto a nuestros más altivos ejemplos de total conciencia de ese modo genuino de ser que es el ser argentino que representan los empleados públicos , docentes, bancarios, legisladores, concejales y un largo etcéreta, de que los chinos no tiene ni la menor idea de serlo, pero no solo eso: el modo de ser de la nación argentina, plenamente consciente de serlo y gozosamente capaz de realizarlo en todo momento y ocasión, es la condición sine qua non de que otros modos de ser, eventualemente el chino, no lleguen jamás ni a aproximarse remotamente a un atisbo de conciencia de sí mismos, con lo que la paz y la seguridad del Planeta entero, si bien amenazadas por múltiples riesgos de la más diversa índole, nunca correrán riesgo alguno y todo podrá seguir como si los chinos no se enterasen de nada, lo que es o debiera ser mucho...

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