martes, 20 de enero de 2009

Eva Perón:nebulosa del cuerpo, nebulosa del alma

Oliver Stone define a Eva Perón como una mezcla de santa y prostituta

No sé si ustedes, fieles lectores, reaccionarán como yo, pero cuando la música de las palabras vale más que su sentido, mi mente divaga, mi lectura se detiene y me pongo a imaginar...La razón ceja de funcionar y le sustituye el placer, esa gracia por una nada.¿Se trata de un ensayo filosófico, de un poema simbolista, del diagnóstico de un psicoanalista lacanianao cordobés, de un nuevo discurso de un político ocurrente? Nada de eso: ustedes, yo, todos damos en leer un día u otro en esas misteriosas nebulosas que constituyen la trama del lenguaje...Váyase a saber por qué,al parecer, nos va la vida en esos ruidos articulados por nuestros órganos de fonación, fatalmente salpicados de saliva y de erupciónes de relentes que emergen de lo más interior de nuestras vísceras , tal vez solo unos meramente quasi gritos, una especie de luz inarticulada, en ocasiones capaces de transcribirse, de anotarse, de convertirse en signo escrito....Naciones enteras, etnias, pueblos han peleado y pelean a muerte por esa nebulosa de nebulosas, se reconocen como tales en lo más profundo de su ser justo en ellas, en su envoltura carnal.Retorno acaso al feto, a la matriz originaria. Una nebulosa del cuerpo, una nebulosa del alma...Porque ¿en qué le puede afectar a una colectividad,- cierto: parte emblemática de la historia reciente de una joven nación- afirmaciones como las del cineasta Oliver Stone a propósito de Eva Perón: una mezcla de santa y de prostituta. Ignoro si el cineasta se ha expresado en castellano o en inglés. Me inclino a pensar lo segundo. En caso contrario su castellano sería ciertamente desafortunado e imperdonable el desconocimiento de esas diferencias que son la esencia del lenguaje, esos matices que lo constituyen como verdadero principio de los indiscernibles. En primer lugar la mezcolanza entre lo santo y la prostitución es del todo imposible. En efecto, dadas dos naturalezas que no guardan nada en común y son pues incomunicables, ninguna de las dos puede influir, modificar o aniquilar a la otra; así que imposible cualquier interacción entre ellas dado su índice total de incompatibilidad. Las únicas variantes posibles al respecto en castellano-cuán significativas en su sintaxis y semántica- serían los compuestos A) Eva Perón, una santa prostituta.B) Eva Perón, una prostituta santa, cosas enteramente diferentes la una de la otra para cualquier oído castellano y cuyos matices desafortunadamente han escapado al cineasta americano. Es que expresan la esencia misma de una lengua, de un pueblo, sí de una civilización, siglos enteros condensados en un fugaz segundo...¡Una revelación, en suma! Una santa prostituta, qué delicadeza en la expresión, es casi una proposición spinoziana en su belleza concisa y precisa.Un aforismo que alude, con su adjetivo delicadamente antepuesto, a un encarecimiento potencial de la prostitución o del ejercicio de la misma, -el francés sacrée putain o sacre de putain, se aproximaría vagamente-, mientras que la segunda variante, prostituta santa, aludiría ya a una profesional de la prostitución que en el uso de la misma, y tal vez en virtud de ella, adquirió, empero, el grado de santidad. Cosas bien distintas, en suma, sutilísimas en su diferencia, como lo es el castellano mismo. Me atengo a pensar antes bien, con el respeto de los amigos peronistas- quienes a mi entender no debieran alterarse por las presuntas ofensas y los arbitrarios y necios propósitos de Stone, unas y otros impotentes para lesionar el nombre de la excelsa Eva- que lo oportuno, lo que realmente esclarecería la naturaleza intima de tal compuesto no podría ser sino el recurso al modelo T.P.E( Transferencia personoide ectoplasmática, según la reciente nomenclatura del ISEP dependiente de la Universidad de Deusto.S.J ), y que no es en suma sino la transmisión de elementos o individualidades de carácter ectoplasmático de un sistema dado, altamente inestable, como todos los entornos de las partículas elementales,-pero dotado, con todo, de un umbral mínimo de compatibilidad, de forma que no es, al menos teóricamente, aceptable que un complejo ectoplasmático, pongamos tipo Hipólito Irigoyen, pueda comunicarse y transferirse a otro complejo del tipo eventualmente Eva Perón- a otro, con el que mantiene tales afinidades que hacen posible la mutua interpenetración, debido precisamente al alto potencial de compatibilidad y por ende de virtud comunicativa entre ellos. Así, sería más provechoso para todos y más digno de la memoria de aquella señera -y bella mujer- el contemplar la esencia, llamémosla Eva Peron, capaz de materializarse como toda esencia en diversos individuos, siempre y cuando constituyan sistemas afines y compatibles; por consiguiente, eventualmente en Eva Duarte, de tal forma que ésta fue siempre, y antes de su matrimonio con el General Perón, Eva Peron -y no meramente Eva Duarte-, realizada ya en forma o esencia materializada como tal, y que acaso el General fuera uno de sus médiums o como más tarde pudo haberlo sido Ubaldini, de forma que, solo al disgregarse la relación de sus partes características. es decir, las de Eva Perón, y fallecer ésta, pasó a ser simplemente Eva Duarte y por fin una encantadora pastorcilla en algún valle idílico del País Vasco de donde un día partieran sus abuelos en viaje sin retorno al Gran Sur. Ello nos proporcionaría inéditas claves, hermenéuticas insospechadas, a la vez que un modelo de información para la interpretación en general de la Historia de la República Argentina y en particular de la contribución del Peronismo a la misma.
Xaber

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