Sí, respetados lectores a uno y otro lado de este arroyo de conventillo que es ya el Atlántico.Toda dependencia,forzoso es reconocerlo, es ya una fascinación. Ciertamente no de una fascinación por el objeto, siempre vago, de nuestros deseos, sino al contrario una letal atracción del objeto hacia nosotros. Sí, el objeto del deseo se siente fascinado por nosotros, por nuestra miseria imaginativa y verbal, por nuestra absoluta carencia de qué diablos decir, porque sospechamos que no hay nada que decir salvo este deseo, qué diablos, de decir algo que nos vuelve como una cantinela, como un obsesión de vomitar alguna sustancia ectoplasmática contra el Poder. Sí, tal acaece, como no, con la prensadepeendencia, de la que sin duda la primera por liberarse habría de ser la prensa misma,porque, qué pensar cuando los mismos esbirros totalitariosparanoicos, véase ETA, en un accionar arcaico, primario,como todos los suyos por otra parte, hacen estallar lo que ya no es sino un emblema de la informción en Euskadi, y en España toda, como es la prensa-¿ Quién les amenaza después de todo? Todos en aquel pequeño país, como en éste más espacioso pero igual de conventillo, nos conocemos y todos fraguamos los propios medios de perpetuación por mantenerse como diría Spinoza indefinidamente en su ser. Point de ménace donc, ¿entonces? Entonces se produce la total desintegración de cualquier instancia de totalidad, todo vuela en cenizas fragmentado en mil cuerpos de mil Budas: el todo se desasemeja de sus partes y así, no obstante, es posible acaso,por vez primera, reconstruirlo con arreglo a una semejanza justamente basada en su esencial desigualdad. Es su carácter fractal, en una palabra. Así pues, apostemos por la esquizofrenia integral prensa/ lectores. Todo el mundo en su sitio, perpetuándose indefinidamente, mas por de dentro, ¿por qué no otras alternativas de zapa? Si en Argentina eventualmente la prensa escrita y la otra son ya jenízaros de los grupos de presión españoles que se sientenn fascinados por nuestra estupidez congénita ambos lados del proceloso mar, hemos de sentirmos pues conscientes de esta nuestra fascinación,trabajarla por dentro, volverla a lo fractal, desintegrarla captando la idea de su idea, para expresarnos en términos de aquel gran panfletario que fuera Spinoza. Si, vascos, argentinos, palestinos, marroquis um so weiter, volvamos al libelo: los medias nos proteguen, nos brindan exquisitos medios todavía precariamente utilizados, seamos conscientes de nuestra seducción , porque ellos , el Poder, se siente fascinado por nosotros. pobres cobayas de mil crisis montadas e ideadas para chuparnos lo poco que nos queda de sangre, sí, eso nos agrada lo sé, somos una extraña especie de masocas, y asi nos va...mais _ le désir nous revient une et mille fois de dire_ merde, basta!
Xaber
2 comentarios:
Realmente la relación prensa-lector se vuelve esquizoide, y lo más llamativo es que ese juego se reproduce en las redacciones en donde acusar los modos internos de funcionamiento es no sólo poco frecuente sino que muchísimas veces tildado de ignorancia o incluso de herejía. La propia prensa tiene una relación esquizofrénica en su fuero más íntimo, cada medio dice receloso a sus pares: "lo mio está bien, lo tuyo no". Así en sus archiquebradas reglas (si es que existen)la "prensa seria" peca de "libelosa" y a la vez hace campaña contra el libelo en su formato más puro como es la prensa del corazón (antes dedicada a la realeza y al mundo del cine, ahora dependiente del mundo de las vedettes y sus peleas). La prensa se siente ajena al libelo pero muestra el cadáver descuartizado y al político saliendo del telo con su amante (no vaya a ser que haya que investigar de verdad y mostrar documentadamente su corrupción en el Estado), junta información para un lado y hace -¿sin que se note?- campaña de acuerdo a sus intereses de empresa. Y en todo eso el periodista es un simple asalariado, pero esa es otra historia y por cierto no es un antídoto contra el universo de sentido que vos le adjudicaste a la ambigua "periodismodependencia". Un abrazo
Muy de acuerdo en lo que dices, pero nos queda el juego de máscaras no obstante, que requiere spinozianamente hablando`afirmar nuestro poder de alegría frente a esa pavorosa construcción y tan sutil de los sacerdotes y delPoder en general: la tristeza. Cioerto el libelo puede y de hecho lo es, ser tan devorado por el Poder como un subproducto cultural más, pero entonces. lo es en verdad? Peroes que ni tan siquioera el silencio se libre de ser producto ideológico o de consumo sin más, sí queda el libelo de la inteligencia que genera alegría, no nos queda otra---pienso
Xaber
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