Seamos rigurosos, concezamos a las palabras su verdadero sentido. Nuestro presidente sufrió, para emplear el eufemismo médico reproducido sin criterio alguno por una prensa que ya ni siquiera domina con un mínimo de rigurosidad el uso del lenguaje escrito:un cuadro de lipotimia. Bien, el vocablo lipotimia, si prestamos atención al original griego, significa ni más ni menos que una pérdida, abandono, para ser más exactos, pasajero del sentido o conciencia.La palabra tomaría su origen del compuesto griego resultante de la unión: lipos y thumós.El primer elemento del compuesto se deriva de la raíz griega-lip- que se remonta a un *leikw indoeuropeo, lat. linquor con el sentido general de abandonar(se) por debilidad, relajación. Corresponde al castellano: desmayarse, del antiguo francés esmaiier, perturbar, desfallecer. No obstante, ninguno de estos vocablos, forzoso es reconocerlo, sufre la competencia de nuestro más expresivo soponcio, cuyo origen se remonta al muy vulgar latin sopio:embotarse, adormecerse, francés s' assoupir etc, y que nos da en catellano el giro: darle a uno un soponcio, es decir, darle a uno un sopetón debido a una causa exterior morbosa. Esta es la clave.Hasta aquí los indicios sumunistrados por las etimologías, por la arqueología de las palabras, en suma, siempre más o menos discutibles. Mas en fin, ¿en qué quedamos los lectores e inevitables intérpretes, abandonados por la insania de la prensa, ese mundo sin voces?... .Pues bien, los lectores de determinados blogs más avisados tienen la fortuna de disponer de nuevas claves hermenéuticas incomparablemente más perspicaces. El autor del presente se atiene por su parte a la etimología castellana del vocablo soponcio, como las más veraz y exacta en el caso que nos ocupa: es decir, una invasión sorpresiva de un agente externo a consecuencia de la debilitación general del organismo invadido. En una palabra: se trataría de un envenenenamiento o intoxicación del organismo de nuestro presidente Cristina Fernández de Kirchner a consecuencia, claro está, de un cuadro de debilitamiento generalizado provocado por el extremo surmenage, característico por lo demás de la probidad en viajes y traslados de nuestros abnegados representantes públicos. No queremos decir con ello, ni de lejos, que Cristina Fernández de Kirchner haya sido víctima de un envenenammiento perpetrado por agentes enemigos de la República, una especie de Complot, en algunos de sus numerosos y accidentados viajes usuales; ni que algún jugo de frutas que con tanto afecto le habría ofrecido el parlanchín presidente Chavez en el curso de su último viaje a la República hermana, haya alterado de la forma que fuere su presión sanguínea o sus índices de glucemia;no, nada de eso. Al decir a consecuencia de quereremos insistir en que, de darse las mencinadas circunstancias, éstas serían meramente elementos provocativos del proceso desencadenado, notas concomitantes del mismo,pero en ninguna de las maneras causa sensu strictu. Esta, a nuestro entender, hay que indagarla más bien en el llamado SMGE-Síndrome Múltiple Generalizado Ectoplasmático, según la reciente nomenclatura del Instituto Superior de Estudios Paranormales de la Universidad de Deusto S.J( Bilbao, España). y al que serían al parecer achacables múltiples trastornos psicosomáticos e incluso el mismo Síndrome de Escisión Egótica Tathagata( SEET), además de múltiples formas de cáncer y de monomanías de frenesí sexual totalizado. En esencia, no queremos aburrir al atareado lector, el síndrome estribaría en una invasión generalizada de elementos o individuos ectoplasmáticos foráneos capaces de introducirse en el organismo debilitado y de descomponer su relación característica, es decir, aquella que lo afirma como una individualidad dada- lo que rudimentariamente el psicoanalisis y la escula Lacaniana denomina el subconsciente o yo sublimimado-, lo que entraña no ya la muerte sino una total desagregación ontológica de la conciencia en la forma de una pulverización atómica de la misma, la cual va, por otra parte añeja con una descomposición orgánica capaz de alterar la misma estructura básica del ADN. El síndrome se ha mostrado extremadamente resistente a las terapias tradicionales, incluida por supuesto la lacaniana, así como a la administración de los fármacos usuales en los casos de bipolaridad depresiva y esquizoide, de tal forma que los sabios jesuitas sugieren como el solo recurso efectivo hasta la fecha el sometimiento del enfermo afectado a sesiones intensivas, de una duración variable de dos meses a seis, de los Ejercicios Espirituales del Padre Ignacio de Loyola(1). Recomendación que por nuestra parte, humildes amanueses, sugerimos a nuestra máxima autoridad, con la advertencia de que ignoramos por completo la efectividad de los mismos.
1) El padre Aurrabarrena, director del mencionado instituto, me comunica que el recurso al exorcismo, siempre bajo los debidos recaudos y con la dirección de un padre dela Compañia, se ha corroborado efectivo en los casos más rebeldes y recalcitrantes.Xaber, de una nota aparecida en el diario BERRIAK, de Pamplona, España
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